martes, 9 de febrero de 2010

Mentiras y verdades sobre el Doberman

A continuación voy a escribir un artículo de mi puño y “teclado” sobre el doberman y su negra y no merecida reputación. Antes de empezar a escribir, he de decir que todo lo que me dispongo a compartir no es algo espontáneo, después de varios meses de estudio intensivo sobre el comportamiento canino y su origen, he sacado en claro entre otras cosas las mentiras que rodean la raza del doberman.

Breve historia:

La historia del doberman es mas bien conocida, por lo menos una parte; que es la aparición de esta raza a finales del siglo XIX, por un recaudador de impuestos alemán llamado Louis doberman, de ahí el nombre del can. Esta es la versión extendida, la otra cara es que la verdadera labor de cría la desempeño Otto Goller que tras la muerte de Louis doberman en 1894, este recogió el testigo, a pesar de la “chapuza” que hizo el señor Louis doberman para crear un perro de trabajo. Otto Goller tras investigación y esfuerzo, consiguió los primeros ejemplares que mas se asemejan al doberman actual, en 1898 el libro genealógico del doberman daba lugar al Nº1 y al Nº2 de su historia, los dos primeros doberman oficiales de la historia, criados por Goswin Tischler, y que pasaron a ser propiedad de Otto Goller, donde a partir de aquí comenzó su magnifica labor, teniendo como objetivo la utilidad de la raza y no la belleza, sin cometer los errores de actuales criaderos, que abusan de la endogamia para ganar dinero sin pensar en la repercusión negativa hacia la raza.

Tras esto vamos a desmantelar el mito de este can: el mas conocido suele ser el mas estupido y sin sentido, y en este caso no es una excepción, es conocido por muchos interesados del mundo canino, que el doberman “le crece el cerebro mas que la capacidad craneal, el cerebro aplasta los parietales y pierde el olfato, por lo que no reconoce a su dueño y se vuelve agresivo y fuera de control”, nunca he oído decir esto de alguien que lo haya vivido en primera persona, siempre es “tengo un primo, un amigo me dijo…” todos los casos que conozco de un dueño y un doberman, nunca he oído problemas y mucho menos agresivad con este perro.

El mito se cae por su propio peso, no tendría que hacer falta explicarlo de lo estupido que parece, pero bueno, solo es el caso de los tumores cerebrales, cuando la masa cerebral crece, y nunca mas que el cráneo. La teoría de las matrices funcionales Moss, estipula que el cráneo crece porque el cerebro crece, debido a las fuerzas musculares y factores ambientales, que propician el buen y correcto desarrollo

de la unidad esquelética, matriz funcional y el componente funcional craneal. Tampoco es cierto que el sentido del olfato se encuentre en la zona parietal, ni mucho menos, y aunque el can padeciera de anosmia (ausencia del olfato), no se volvería “loco” ni reconocería a su dueño, por el olor, el perro tiene otros 4 sentidos por los que se vale para desarrollar sus funciones vitales y caninas con normalidad.

Otro argumento que se utiliza para calificar al doberman de una raza agresiva, es que este can es un animal de laboratorio creado por los nazis, primero, TODAS las razas son creadas por cruces entre distintos perro, además en la época nazi, no existía ni por asomo la tecnología necesaria para llevarlo acabo. También los nazis usaron perros pastores en campos de concentración y estos no han sido calificados y sentenciados de por vida como agresivos.

Si todo esto fuera real, el doberman se hubiera extinguido en sus primeros años de vida. Sin embargo hay gente que sigue creyendo que estos mitos existen y crucifican al doberman como un animal agresivo.

Sino tampoco seria utilizado por el cuerpo nacional de bomberos de USA para tareas de rescate, ni seria el perro policía de Scotland Yard, ni haría feliz a millones de familias en este mundo que disfrutan de las virtudes de este perro, aunque existan mentiras, rumores y políticas de cría basadas en la endogamia masiva que perjudican el nombre de este bonito animal

© Copyright Ivan Lopez - 2009